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lunes, 21 de febrero de 2011

Un Zapato en la Piscina

Estaba doblando unas toallas que acababa de sacar de la secadora, Diego jugaba cerca de mí y se fijó en una toalla playera que le regalo hace unos meses su abuelita Mirella, de inmediato vino a tomarla y dijo: Agua, agua-señalando hacia la puerta. Yo especialista en entender su jeringonza y sus señas, comprendí rápidamente: Diego estaba pidiendo salir a la piscina.

Eran las 11:00am aun me faltaba terminar parte del almuerzo, andaba en ropa de casa y en pantuflas, los cabellos los llevaba amarrados en un revoltijo en lo alto de la cabeza y lo peor de mi golpeado glamour, es que mis piernas necesitaban una depilación con urgencia. Pero mire a mi hijo tan preocupado por hacernos entender a su papa y a mi su petición, que no me quedó mas opción que confirmar que el mensaje me había llegado alto y claro:

-¿Quieres ir a la piscina?

-Shiii- y casi salta de la emoción.

Aun trate de que por alguna suerte del destino, algo poco probable, Diego se quedara contento solo con informar que deseaba ir a la piscina, y que si me hacia un poco la desentendida, se le olvidara. Como es de esperarse, Diego insistio, tomó la toalla, se fue hacia la puerta, regresaba a mi lado, me repetia Agua, agua, me halaba la mano. No pude resistir esa carita, es tan simple hacer feliz a una criatura de 4 años, llevarle un rato a la piscina le hace rebozar de emoción y alegría, somos los adultos los que hacemos las cosas difíciles.

¿Que importa que un Domingo la comida este lista mas tarde?, apague las hornillas y le explique a Diego que primero tenia que cambiarse y ponerse protector solar. ¡Que cara de felicidad la de Diego!, mientras su papa se cambiaba, yo le untaba el bloqueador en la piel, Diego estaba tan emocionado que no se queda quieto, tenia que decirle: Muchacho quédate quieto, ven para ponerte aquí, y aquí te falta, espera Diego, ahora en la nariz, por acá también. Se puso las sandalias playeras y se subió al triciclo, insistió en que su papa también llevara una toalla hasta que su papa tuvo que acceder.

Luego salimos rumbo a la piscina de nuestro conjunto residencial, esta apenas a una cuadra de nuestra casa, por el camino Arnaldo y yo lo veíamos en su triciclo casi bailar de emoción, su sonrisa era enorme y nos miraba lleno de satisfacción. Nos dijimos: ¡Que lindo esta este niño!, como solemos decirlo a cada rato, porque este niño nos desborda de amor y alegría. Al llegar al área social, se bajo del triciclo, me dio la mano y subimos los escalones hasta la piscina en el centro del lugar, le solté la manito a Diego y le deje correr hacia la entrada de la piscina, entonces Arnaldo llamo mi atención hacia un filtro de la piscina:

-Betza mira que sucia esta la piscina, hay un zapato aquí.

Cielos, pensé, y me acerque la filtro, en efecto había un zapato dentro del filtro, me hizo gracia y llame a Diego.

-Diego ven a ver aquí hay un zapato, sabía que le haría reír un absurdo de este tipo; escuche su risa y le vi venir con su divertida forma de correr a mirar en el filtro.

¡Es un zapato Diego!

Risas y risas de Diego cada vez que yo decía: ¡Cielos aquí hay un zapato!

Arnaldo se adelanto un par de pasos y dijo:

-Betza esta piscina esta muy sucia, mira la tierra, mira como esta

Me acerque y había mucha arena en el fondo y en el agua flotaba una capa aceitosa a ratos y blanquecina: Estaba hecha un asco.

-Esta muy sucia, Diego no se puede bañar así, dije y me pesaban las palabras.
-Se puede enfermar- afirmo Arnaldo.

A Diego se le borró la sonrisa del rostro en el acto.

A dos voces le explicamos a Diego:

Diego la piscina esta muy sucia, mira la tierra, no la han limpiado, no te puedes bañar con la piscina tan sucia, te enfermas- Explicaciones que le iban poniendo cada vez mas triste.

En la casa te sacamos tu piscina de inflar, y te bañaras allá en la casa, en tu piscina- le explicaba Arnaldo.

¿Ves que la piscina esta sucia? Que tiene un zapato?

Shiii- respondió con hilito de voz.
Le tome la manito a Diego vamonos a la casa, allá te bañas en tu piscina.

Diego me siguió y pude ver como su tierna carita hacia los pucheros mas dramáticos y comenzó a llorar, que llanto mi gente, de tristeza pura, bajito como el de un gatito que se queja pero con un sentimiento. Igual caminaba a mi lado, aceptando “su mala suerte”. Arnaldo le pregunto a manera de consolación: ¿Quieres que te cargue hijo?

Shiii- respondió entre lágrimas mi niño.

Así llegamos a la casa, apenas entramos me tendió los bracitos y me senté con el en la sala, mientras su papa fue rápido a buscar la piscina de inflable, Diego en mi regazo, se pegaba a mi cuello y allí se lamentaba: ayyyy, ayyyy, mamaaaa, mamaaa.

Yo le repetía despacio: Se que estas triste, pero es que estaba muy sucia la piscina cariño, cuando la limpien vamos y te bañas, tu la viste tenia un zapato, Diego no podía evitar reír cuando yo decía esto ultimo, y era verle reír con la cara llena de lagrimas. Yo seguía explicándole: Papa va a inflar tu piscina y te bañaras frente a la casa, te va encantar.

Diego se negaba, decía que no, que le agua estaba fría, y que no se metería en la piscina; así pasamos todo el inflado y la llenada de agua de la piscina, le ofrecí cargarlo para ver como se llenaba, le ofrecimos usar la manguera y llenarla el mismo, pero seguía llorando, trate de acercarlo y comenzó a patalear. Le explique: Diego yo no te voy a meter si tu no quieres y se quedo tranquilo, comenzamos a observar todo desde la ventana, sin salir, cuando estuvimos un rato así, le dije que estaba cansada y que quería sentarme en las sillas del porche. Así le saque junto a la piscina, luego su papa se encargo de hacer interesante la pequeña piscina, fingiendo que fallaba cuando trataba de encestar una pequeña pelota de baloncesto en la canasta que traía la piscina. Diego se bajo de mis piernas, dijo que él era Sportacus y que papa era Robie Rotten de la serie LazyTown, que él si que sabía encestar y en un abrir y cerrar de ojos estaba riendo y disfrutando de su piscina inflable. Arnaldo y yo nos mirábamos con complicidad, apreciando todo lo que Diego ha avanzado, su comprensión, sus reacciones tan ajustadas a lo “esperado” como esta aprendiendo a exteriorizar sus sentimientos, como nosotros no minimizamos su sentir, simplemente tratamos de acompañarlo y hacerle ver las opciones que tiene, comprendiendo su frustración de perderse la “diversión en grande”, como analiza que no puede usar una piscina tan sucia y como no deja de ver el humor de un zapato en un sitio inusual. Como acepta las segundas opciones y termina disfrutando.

Me sentí muy orgullosa de mi hijo y de pronto le sentí un niño grande!!!

5 comentarios:

  1. Hay que ternura me provoca Diego! que bueno que después de la mala suerte con la piscina, en casa pudó encontrar diversión
    Un besito y que tengan un hermoso inició de semana.

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  2. que lindo ver cuando los chicos pueden expresar lo que quieren! Y logico ese llanto, toda la preparacion para la piscina, cuanta ilusión! un genio diego que se adapto a la nueva situacion y jugo a ser superheroe y todo!!!
    besos

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  3. Betza que bien que Diego haya entendido aunque un poquito triste pero no hizo berrinche es un campeon!!!!! besitos a los dos

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  4. ese diego esta de lomas grande y bello que dios lo bendiga es un niño muy inteligente siempre ha sido asi.

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  5. Gracias amigos por su cariño para mi niño!!!

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Tu comentario me alienta y me hace sentir acompañada muchas gracias por compartir tu opinión, es muy importante para mi.

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