Y hoy amanece y
estamos en nuestra antigua ciudad, de vuelta a nuestras calles, avenidas,
negocios, instituciones, caras conocidas
y muchos amigos por reencontrar. Por múltiples demoras, contratiempos y cambios, nos vimos obligados a retirar nuestras solicitudes de visa para Nueva Zelanda, posponiendo
nuestro viaje; así es la vida, muchas veces te lleva por caminos inesperados
pero siempre se puede aprovechar las experiencias para aprender y crecer, así es
como hemos dado un giro de 360 grados y hemos retornado al sitio de partida, ¡Las
Diegoaventuras siguen su trama en suelo Guayanés!
Diego esta de un rico que me asombra, parece un peluche de
felpa de abrazable y cariñoso, por supuesto esto lo hace con su entorno más
cercano, no es que a cualquier extraño o a personas que no ve diariamente le va
a saltar a dar un beso, pero quien tiene
la suerte de compartir con él con cierta frecuencia lo puede constatar, es un
niño de abrazos, besos y muchos detalles cariñosos.
Se merece un premio a la adaptación rápida, estos 5 meses
han sido un pastel de cambios para mi niño, y aunque paso algunos ratos malos
logro superarlos con increíble rapidez, los primeros cambios los acepto de una manera increíble, prácticamente
sin protestar:
Desmantelamos su casa con la venta y donación de buena parte
de sus juguetes y muebles, lo comprendió muy bien solo con la promesa de que le
compraríamos otros nuevos y mejores porque él había crecido y necesitaba otros más
grandes.
La mudanza a otra ciudad y compartir apartamento con dos de
sus tías, no solo lo acepto sino que asimilo perfectamente la compañía de sus
tías, en pocas semanas hizo un hermoso lazo con ellas, es fácil notar como
Sokin y Betzaida ahora están presentes en sus juegos de niño: tienen papel
asignado en los Backyardigans y sobre todo en los Power Rangers que tanto le
gustan en este momento.
Un día dejo de preguntar y de pedir regresar a “su casa
grande” y comenzó a decir que su “casa es azul y está arriba”, para decir que
es un departamento penthouse de un
edificio azul.
Llevo bastante bien el cambio de centro de terapias,
terapistas, método de enseñanza y por varias semanas un casi intensivo de
ingles. Cuando su papa consiguió empleo en nuestra antigua ciudad y debía viajar
semanalmente, también acepto bien la explicación de su papá de que se iba a
trabajar los Lunes y regresaría los viernes, aunque paso varios días que a todo
el que lo saludaba le contaba con su lenguaje ininteligible “que su papa se fue
en un avión y que él se quedo con su mamá en la casa, pero que luego su papa regresaba”,
un indicio claro de que consideraba importante ese cambio.
Pero cuando comenzamos a explicarle que también del edificio
azul nos iríamos, la cosa ya no le gusto ni un poquito, nada de comprender,
entender y aceptar razones de adultos, llego el momento de negación rotunda, dio paso a llanto desconsolado y a la acción:
no quería que empacáramos sus cosas, y nunca olvidare la cara que puso cuando
vio en la maleta del carro su triciclo que tanto ama junto a muchas maletas y
bolsas, su expresión de sorpresa y dolor eran nuevas para mí; era como un ¡te pedí
que no te metieras con mi ropa y no hiciste caso pero con mi triciclo sí que
no! Diego quería bajarlo y llevarlo nuevamente al departamento, donde antes de
salir había corrido a sentarse en la cama de su tía Betzaida y decía que él no
se iba, que se quedaba allí. Mi pobre angelito, con mucha paciencia y explicaciones,
llanto, moco y gritos (estos últimos de su parte claro) emprendimos el viaje de
casi 5 horas de regreso a la casa “nueva” de Puerto Ordaz.
Solo que la casa tampoco era la casa que él esperaba, apenas
llegamos al parque residencial donde nos quedaremos por unas semanas en un
apartamento de unos buenos amigos, Diego comenzó a llorar y a decir que él no
se bajaba allí, que él quería su “casa azul” le prometimos que podría ver a los
power rangers en una tv muy grande, pero no se dejo convencer y mi esposo lo
tuvo que llevar cargado escaleras arriba los 3 pisos hasta el nuevo
departamento.
Luego se negaba a entrar pero cuando al fin lo hizo se fue
tranquilizando, empezó a explorar el departamento y en una esquina encontró un
envase con juguetes de su querida amiguita y le empezó a agradar el lugar.
Salvo algunos momentos en que se enoja porque no tomamos la “ruta
correcta” en nuestro recorrido diario, Diego esta adaptado a estos nuevos
cambios, creo que dentro de poco va a creer que es normal eso de mudarse de
casa cada 2 meses. Estuve pensando que siempre se busca brindar seguridad y
estabilidad a los niños, pero la verdad es que la seguridad y estabilidad debe
estar en la relación familiar, en el hogar que se forma con esos integrantes de
la familia, creo que ese lazo fuerte y seguro, basado en el amor y el respeto
es lo que ha logrado que Diego asimile tanta mudanza junta.
El retorno a clases lo llevo muy bien, por supuesto ayuda
mucho que sea un entorno conocido, su mismo colegio, sus mismos compañeritos,
su misma psicopedagoga. Sin embargo se me arrugo el corazón cuando Diego camino
al colegio, luego de la lucha matutina para hacerlo levantar, asear, vestir y
salir de la casa, empezó a reconocer las calles hacia su preescolar, fue
notable como veía el camino y empezó a hacer pucheros, luego se le inundaron
los ojitos y comenzó a decirme “solo un ratito mamá, solo un ratito”, su forma
de decir de acuerdo iré al colegio pero solo un ratito no me dejes mucho
tiempo, venme a buscar pronto. De camino a la entrada del preescolar comenzó a
llorar, lo recibió la sub-directora, que lo cargo, abrazo y beso con mucho
cariño, conteniendo su sentir y explicándole que irían con sus amiguitos que le
esperaban contentos, el recibimiento de todo su salón de clases fue tan alegre
y divertido que Diego de inmediato ilumino su carita con su adorable sonrisa.
Yo estaba tan feliz de ver que le recibieran con cariño,
reconociendo y respetando sus sentimientos, facilitándole la transición, nada de esas exigencias
de algunos profesionales que en su afán conductista pretenden negar la
individualidad y el sentir del individuo con su eterno y estática argumentación
de que si se reconoce el sentir solo se les está consintiendo y eso solo hará
que el individuo se ponga peor y le será más difícil la adaptación. Pues nada
de eso, estas triste, ya lo sé, pero ahora te vas a divertir mucho con tus
amiguitos y tu maestra que te está esperando y luego tu mama y tu papa te vendrán
a buscar. Saludando a las maestras de los años anteriores de Diego que también
vinieron a recibirlo, pues ya no pude aguantar más la emoción y me eche a
llorar, así me gane el título de “la niña nueva” que llora el primer día de
clases. Todos me decían que no llorara porque Diego ya estaba bien, pero yo no
solo lloraba por ver esa carita de ojos inundados y pucheros, lloraba porque
estaba feliz de ver que estaba bien, que todo iría bien. Bueno aun lloro de
solo recordarlo y escribirlo.
Diego por primera vez en su corta vida probo la miel de no
tener obligación alguna y disfrutar de pasar las 24 horas en casa jugando y con
su mama a su lado, estuvimos así sus primeros 4 meses de vida pero luego entro
a la guardería a jornada completa, y el no recuerda ese tiempo, lo que recuerda
es la jornada de trabajos forzados a la que yo le sometía de 10 horas fuera de
casa y separado de su mama estando en la escuela y en terapias de todo tipo,
porque yo tenía una necesidad critica de ganarle al autismo, sin saber que hay
muchas formas de vencer pero siempre deben estar regidas por el amor y el
respeto a la individualidad. Ahora que
sabe cómo es vivir en casa con mama y papa atendiéndole a tiempo completo, le
cuesta más retomar su rutina de clases y terapias, pero hemos aprendido a
equilibrar, pues Diego es un niño como todos los demás y no está obligado a
hacer mas, ni a hacer el doble que los demás; ya se esfuerza el doble para
hacer lo que tiene que hacer, así que no le vamos a sobrecargar.
Seguimos en la lucha por los derechos y por las
oportunidades de desarrollo de Diego, pero
respetando su ritmo, potenciando sus habilidades y acompañándole a salvar los retos
que son muchos pero no invencibles. La urgencia visceral se fue, no tenemos que
“ir” más aprisa que los demás, más adelantados para tratar de compensar… solo
tenemos que “ir felices” y nada más.
Aun nos quedan muchos
tramites y diligencias para retornar a la rutina normal, pero ya estamos aquí y
en movimiento.
HOLA AMIGA CUANTO TIEMPO, POR FIN ME TOMO MI TIEMPITO PARA LEERTE,EN CUANTO AL REGRESO DIOS SABE COMO HACE SUS COSAS,EN CUANTO A DIEGUITO YA VERAZ QUE PRONTO SE ADAPTA DE NUEVO A TODO, COMO VA EL EMBARAZO? CUIDATE ABRAZOSS Y BIENVENIDOS DE NUEVO A SU CUIDAD!!!
ResponderEliminarBetza:
ResponderEliminarNo te digo bienvenida porque siempre has estado presente en el cyberespacio.
Qué emoción volver al lugar donde Diego se siente superbien y es contenido adecuadamente, así que comprendo muy bien el porque de tu llanto.
Dale un besote al campeón que como siempre se comportó a la altura de las circunstancias, ya que como sabemos no es fácil para ningún niño cambios grandes en su entorno.
Cariños,
Rosío
Hola Sandra yo asombradisima de lo grande que esta Mia!. Diego de verdad que esta llevando todo muy bien, aunque ha perdido el ritmo logrado en algunas de sus terapias ya vamos reiniciando. El embarazo va muy bien gracias a Dios, fuera de cansancio ya se me han pasado todos los "males" y puedo disfrutar de mi pancita. Contenta de ser recibida tan gratamente por mis amigos!
ResponderEliminarRosio si entiendes bien porque la emoción de sentir que se quiere a mi niño en un lugar, que se le espera, y se le respeta :) y es verdad son grandes cambios para cualquier niño.
ResponderEliminarUfff! De cuánto me he perdido! Me da gusto que estén bienl un beso!
ResponderEliminarcomo decimos...¡adelante siempre, cielo!!! Han sido muchas cosas y cambios, pero mira lo pedazo campeón que es Dieguito.
ResponderEliminarBesotes :)
Han sido muchos cambios para Diego, y a pesar de todo los ha tomado con mucha madurez. De volver a Puerto Ordaz creo que lo que no le gusto fue la vuelta a la rutina. Pero se volverá a adaptar, poco a poco.
ResponderEliminarEspero que todo marche bien. Un abrazo.
Bienvenida Betza...los caminos de Dios son misteriosos...muchos aprendizajes en este corto tiempo, que estoy segura profundizará esa sabiduria para seguir apoyando a tu bebe Diego y a la beba que viene en camino...Estamos en contacto...
ResponderEliminarEs normal que diego se pusiera muy triste y bravo al cambiar de casa pues fueron muchos los lugares donde tuvieron que ir para estar cómodos y mejor, ya muy pronto se tendrá que adaptar de nuevo a todo.
ResponderEliminarSaludos
Yo, que me venia aguantando la lagrima, cuando dijiste que te largaste tu, me cayo la gota, ya en eso de dejar la casa de las tias, se me hizo el nudo en la garganta, Bravo por uds, Betza, lo logran a cada momento, tal vez esto forma parte del desarrollo de la flexibilidad, que le sera muy util en la vida a Diego, Exitos!!!!
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