Abro la puerta del transporte escolar y en lugar de recibir
el acostumbrado abrazo y beso, lleno de emoción que Diego siempre me da, antes siquiera de
intentar bajarse del carro, me dice:
-¡Mamá la terapista me pego!, ¡ Y hace el gesto de pegarse
un manotón en su cabeza!.
Lo ayudo a bajarse, y le pregunto para confirmar si comprendí
bien:
-¿La terapista te pego?
¡Si! -Responde con rápidez - ¡Aquí! -y se toca la cabeza.
Luego añade: ¡Se porto mal!, ¡Disculpas mi!
La señora que hace el transporte escolar tiene cara de
asombro y me mira fijamente. Opto por decir:
-Voy a hablar con ella Diego, para que me explique qué pasó.
Diego ahora trata de decirme algo pero no logro entenderle.
Debo aclarar que este, es un servicio que busca por las
tardes a Diego en el colegio y lo traslada hasta un centro de terapias, allí recibe
terapias y luego es retornado al colegio. Desde allí, el transporte escolar lo
trae hasta casa.
Subimos hasta el apartamento, es difícil tratar entender
mas detalles cuando vas cargada de bolsos, con Sara en brazos y vigilante de
que Diego se concentre en los 4 pisos de escalones por delante.
Diego tiene días, por iniciativa propia, subiendo y bajando
los escalones cómo le pide hacerlo otra de sus terapistas: Alternando los pies.
Algo que le cuesta mucho, pero hoy noto que solo tiene en su cabeza las ganas
de expresar lo que vivió esta tarde. Sube en tropel las escaleras hasta
la casa y habla tan atropelladamente que solo capturo algunas palabras sueltas.
Al entrar a la casa,
Diego se para frente a una pared y se
lleva las manos hacia atrás, cómo a quien detienen o ponen preso.
¿Te agarro las manos?, ¿Te detuvo?, ¿Te encerró en algún lugar?
- le pregunto mientras trato de mantener
la calma y ser equilibrada, debo esperara a hablar con la terapista. Si me dejo
llevar por la pantera interna que trae consigo el rol de mamá, puedo tomar
conclusiones apresuradas y no sería justo.
-¡Disculpas mi!, ¡Se porto mal! - Afirma Diego muy convencido.
Le pido esperar un poco para llamar a la terapista, Diego se
para justo frente a mí a esperar, entiendo lo importante que es para él aclarar
esta situación.
Del otro lado del teléfono una voz me responde:
-Estaba esperando su llamada. – Dentro de mi comenzó el
proceso de conclusiones: Entonces si ocurrió algo, ¿Por qué no me llamo?, ¿Esperaba
para escuchar la versión de Diego?, ¿O confiaba en que sus dificultades de
lenguaje le impidieran informar?, ¿Esperaba que yo tuviera el momento para
hablar del tema? Pasó algo y yo
esperaría que me llamaran de inmediato. Fueron mis primeras conclusiones.
-Diego estuvo muy desconcentrado durante la terapia. – Me informa
la terapista- Hubo un momento en que estábamos trabajando su motricidad fina y atención
jugando Jenga. Con su desatención tropezó el juego y tumbo todo, hizo un
desastre.
Yo sigo en mi proceso de conclusiones internas: Realmente no
pongo en duda que Diego tenga problemas de atención, tampoco que tropiece y
tumbe un juego tan demandante para su condición motriz como Jenga (Hacer/Deshacer
una pila de tablitas). Es una excelente y divertida forma de estimular… pero… ¡Yo
esperaría justamente eso!: Que tumbe a cada rato el juego, porque no tiene las
condiciones motrices necesarias, debe ir mejorando poco a poco, de eso se trata
esta especie de entrenamiento motriz.
La terapista continúa con la explicación:
-…entonces le pedí que recogiera todo y Diego se negó…
-…le dije que estaba castigado y que se parara frente a la
pared sin recostarse…”
-Diego me contó que había puesto las manos detrás de su
espalda –le comento yo- mientras voy haciendo la imagen en mi cabeza de la
situación.
-…Si, yo le pedí que pusiera sus manos atrás y se parara
frente a la pared, entonces se puso a llorar,
le dije que iba al baño mientras se calmaba, pero cuando regrese estaba peor…”
En este punto recordé que una de las primeras cosas que le
explique a esta terapista, durante la
entrevista de evaluación, es que a Diego le aterroriza el llamado manejo
conductual: Tiempo fuera. Sobre todo si no lo saben aplicar y lo que hacen es
aplicar miedo dejando sólo al niño. Por supuesto que se iba a encontrar con un
Diego aún más afectado.
Dentro de mí las emociones comenzaban a ganarle terreno al razonamiento, algunos
dicen que nublan el entendimiento otros que te agrega la química necesaria para
actuar: Huir o pelear. Así somos los
humanos.
-Diego dice que le pegaste en la cabeza- le digo.
-Nooo, yo no le pegue, lo castigue. Debe ser que quiere
decirte del castigo y no sabe cómo expresar esa palabra- Sugiere la terapista.
Internamente pienso que es posible, pero cuando le preguntas
a Diego ¿Donde te pego?, se señala la cabeza, ¿Cómo te castigó? Y se para
frente a la pared con sus manos atrás. Luego
aclara con ojos como platos:
-Yo no porte mal, Fulana si, Fulana disculpas mi.
No puedo evitar pensar, Si Diego no tuviera la condición que
tiene… con sus 7 años, casi 8 años de edad, si viniera a decirme que le pego por
ejemplo una maestra… ¿Qué haría?
Si aparto lo del golpe, que la terapista niega, igual estoy
en frente de algo que no me gusta: Un castigo. Así que le digo a la terapista:
-Fulana, yo no uso castigos con mis hijos. Lo que yo hago es
hablar con Diego y retirarle cosas que
le gusta hacer: Ver algún programa de TV, retirarle un juguete que le guste, o
no dejarlo usar la computadora. O bien negociamos lo que debe hacer o no hacer.
Yo opto por ponerle las opciones bien claras: Debes recoger
los juguetes del piso y guardarlos o no podrás ver videos en la computadora. Tú
decides.
O en este caso: Si no terminas la terapia no podrás ver TV
en casa.
-Ahhh bueno así lo haré - me dice la terapista - Disculpa,
cuando vea a Diego le pediré disculpas.
Le trasmito esto a Diego, y veo que parece relajarse.
Pienso: ¿Una terapista no debería saber manejar conductualmente a un niño? Mas aún si dice que sabe análisis de conducta aplicada (ABA)?
Vivir en una ciudad grande, con mucho tráfico y trabajar
jornada completa hace que uno, como padre, se las ingenie para poder cumplir
con todo: Transporte para los traslados al colegio, servicios de terapias con
transporte, horario de terapias al final de la tarde para poder llegar a
tiempo.
Cuando coloco las terapias a las 6:00pm., que es cuando puedo
llegar del trabajo, recoger a los niños y correr hasta un centro de terapias,
llegamos todos cansados y estresados. A veces al regresar a casa, Diego apenas
come se queda dormido con ropa sobre la cama. No se baña, no juega, no comparte
con nosotros el poco tiempo que nos ve en la noche, porque está muy agotado. Y
si encima tiene que completar tareas escolares ni hablar, queda extenuado.
También está el punto de que al salir apresurados a la
calle, lo expongo a tropiezos y caídas, en lo que va de año Diego se ha caído 5
veces en la vía pública, cruzando calles, subiendo o bajando de autobuses, etc. Hemos hecho
muchos malabares para tener un equilibrio entre exigencia motriz y exposición
al riesgo.
Por mi lado, además del agotamiento físico, esta el estrés de
tener que salir corriendo del trabajo, interrumpir cualquier cosa que esté
haciendo, para salir exactamente a la hora y poder llegar a la terapia.
Este es un ritmo que no podemos mantener todos los días.
Pero Diego necesita terapias diarias.
Con el servicio de traslado y terapias, buscan a Diego a una
buena hora, cuando ya ha almorzado y lo llevan a recibir su terapia, luego lo
devuelven al colegio, donde puede terminar sus tareas escolares dentro de un
horario más cómodo. A las 5:00 pm cuando lo busca el transporte escolar, ya Diego
ha terminado su jornada y se reúne con su familia para las actividades
normales: Revisión de tareas, cena, baño, recreación y descanso.
En la cabeza me van y viene muchos pensamientos.
Igual tengo que confiar en los maestros del colegio, de las
tareas dirigidas, en sus terapistas ¿no?
Si tuviera que vivir en la constante ansiedad de no saber si
lo van a maltratar cada vez que lo dejo solo, no podría funcionar. Eso es lo
normal ¿No?
Entonces ¿Que hago cuando estoy frente a un profesional que
castigó a mi hijo?
¿O aclaranme algo? ¿Existe una técnica de manejo conductual de poner en posición firme sin apoyo a un niño con hiperlaxitud articualr e hipotonia muscular ante una pared?
¿No parece mas bien una especie de tortura? , ¿Exagero desde mi condición de madre?
¿A esto lo llaman sobreprotección y poca exposición a la realidades de la vida?, ¿No suena a las típicas excusas de los maltratadores?
... Porque todos nos equivocamos ¿Verdad?
Caray, pero tengo el problema de que no creo que una terapia funcione basada en el
castigo, no se supone que debería hacer un manejo conductual de forma que el
niño se sienta motivado a jugar, no obligado a trabajar?
¿Cómo queda el autoestima del niño si cada vez que se
tropieza (que es muy a menudo) le hacen ver que cometió un error?, ¿No debería manejarlo
como: Esta bien se cayó, ten más cuidado, recojamos todo juntos y continuemos. Enfócate
más?
A Diego se le caen muchas cosas de las manos, vasos con
bebidas, platos, juguetes, nunca le hago ver que es un error, ya él se siente
bastante mal porque se le han caído, si le pido que colabore con la limpieza,
pero no como un castigo, sino como parte del equipo que somos. Si aplica, le
hago notar que se le cayó porque lo puso muy cerca del borde y debe ponerlo más
al centro de la mesa. O le digo que debe sostener el vaso con todos los dedos,
con la mano libre, sin más objetos. Etc
Dentro de mi comienzo a culparme por lo que paso…
No debí dejarlo solo…
No puedo confiar del todo…
Como puedo me repongo para decirle a la terapista:
-Por favor reprograme la terapia para que salga a las 5:pm
que yo llegare a buscarlo a esa hora.
Es mi forma de decirle, no puedo confiar en usted, debo
estar allí para que usted se cohíba de emplear castigos con mi hijo.
-Está bien señora, creo que es mejor que usted asista, porque
Diego rinde mejor cuando usted lo acompaña – explica la terapista.
Yo pienso que quizás ambos funcionan mejor cuando yo estoy esperando
del otro lado de la puerta, atenta a lo que ocurre adentro.
Así queda decidido, yo tendré que salir literalmente corriendo,
otro día mas de la semana, de mi trabajo para poder estar allí, vigilante tras la
puerta.
Ese es mi verdadero trabajo ¿no?
Siento que lo que realmente quiero hacer, es sacar a mi hijo
de la influencia de una terapista que maneja una situación tensa o un
comportamiento “inadecuado” con castigos, pero a estas alturas ya estoy tan
confundida que no sé si estoy exagerando. ¿Es correcto que este tipo de
incidentes se maneje con una disculpa y borrón y cuenta nueva?
Cambiar de terapista significaría que Diego tendría que
pasar por otro cambio, otra evaluación, otro comienzo, otra adaptación. Otra búsqueda
de profesionales.
¿Estoy poniendo mi comodidad por encima de la seguridad de
Diego?
¿Estoy exagerando?, ¿O estoy siendo muy débil?
¿Me estaré equivocando?
¿Qué harías tu?
Así de frágil es la confianza, cómo un juego de Jenga.
YO CAMBIARIA DE TERAPISTA SEÑORA BETZABE, AUNQUE ESO IMPLIQUE VOLVER A EMPEZAR DE NUEVO, ES MEJOR....
ResponderEliminarlos ninos en general algunas veces se convierten en imanejables para maestros, terapistas etc y es donde se le aplica algun metodo como el timeout, teniendo en cuenta que es una terapista y un nino con condicion especial se podria manejar la situacion de una manera distinta, sin embargo existen ninos inmanejables x maestros y estas tecnicas no son torturas es importante abrir los ojos y estar atenta a otra situacion similar
ResponderEliminarBetza cambia ya de supuesta terapista.. no te sientas mal , piensa en el niño el miedo que va a tener que estar soportando por algo que el no sabe ni comprende..
ResponderEliminarHay muchas tecnicas de manejo conductual, algunas muy en desuso, dejar a un niño solo, cerrado en un consultorio mientras ella va al baño no tiene nada que ver con tiempo fuera. No deja ningun aprendizaje para el niño, solo miedo. Ni una sesión mas, esa mujer no sabe lo que hace.
ResponderEliminarBetzabé, yo sé lo que cuesta, más, cambiá ya de terapista. Ninguna enseñanza alternada con castigos, más en un niño tan frágil emocionalmente,puede ser beneficiosa. Y a la nueva, aclarale los tantos de entrada. Me imagino c´mo es tu vida de atareada, más, lo que hacés hoy, va dar sus frutos con Diego mañana. Cariños. María.
ResponderEliminarEl ABA es un metodo de paciencia, no soy usted y me lené de DEE TODO.
ResponderEliminarYo cambio de terapista, a los niños con condiciones como la de diego noo se le castiga de esa manera.
La felicito por ser tan abnegada para Diego.
¡¡¡Saludos!!!
La confianza es la base de todo, pero entiendo lo difícil que es, no obstante mejor cambia de terapista. Muchas veces no lo hacemos mas por comodidad nuestra mas que por los niños, ellos se acostumbran, no te preocupes. Dios te enviara a las personas adecuadas.
ResponderEliminarque triste que ya no publiques mas, escribes lindo y todo lo que compartes aqui sirve mucho para otras familias :) Cuando leas esto si es que lo lees quiero que sepas que eres un gran mamá aunque falles, aunque sientas ansiedad o te pongas un tanto paranoica. Te deseo lo mejor del mundo, a ti y a tus bebés :)
ResponderEliminarSaludos desde Perú.