Escuchando la clase virtual de mi hijo Diego mientras trabajo, trato
de estar separada para darle autonomía, pero estar atenta si necesita algo o se le
presenta algún tema con la tecnología. Hay que conciliar y lograr estar
concentrada en el trabajo, pero con una oreja en la clase virtual. Le cuentan
una historia de un panadero, una señora y una niña, donde resulta que al final
la señora es un ángel.
Le dice la profesora que la señal de que el panadero estaba ante un ángel, es que la señora tiene las manos blancas, que esa es señal de Santidad, luego
le dice que él tiene que ver sus manos si son blancas. Diego alza sus manitas
morenas y me mira, tengo que explicarle que en ese cuento manos blancas
significa manos buenas y generosas, y que eso no depende del color que tengan.
En la historia explican que el panadero es un hombre justo porque vende
paquetes de 12 galletas, pero una niña le pide una galleta adicional, él se
niega porque lo justo son 12 y explica que él entrega lo que le pagan ni más ni
menos. A la panadería le empieza a ir muy mal por negar esa galleta, tanto que casi
quiebra, Diego, echando humo en esa cabeza dice: una docena es doce.
La profesora esta inmersa en una explicación que suena como una mezcla
de atención al cliente y generosidad cristiana, pues el panadero tenía que
sacar la conclusión de que ser amable de vez en cuando ante situaciones, como
una niña pidiendo una galleta extra, era tema de generosidad y buena atención. Después de aprender esa lección, en esa panadería, de allí en adelante una
docenase volvió 13.
Yo pensando en todo lo que nos ha costado eso de aprender que una docena
es doce y una decena es 10, y descomponer en decenas y unidades y pare usted de
contar. Me toca reforzar que una docena si es 12, pero que en esta situación se
convierte en un extra de “buena atención”. Esperando que el panadero no saque una oferta engañosa y si sea real eso
de 13 a precio de 12. O que la oferta y la demanda no transforme la docena en 13 o 14 o las
galletas que alguna niña exija adicionales en su paquete de 12.
Ni es fácil la clase virtual, ni es fácil educar en cualquiera de los
medios. Estar expuesto a estas situaciones que no son blanco o negro, ayuda a
que Diego entienda algunos temas de habilidades sociales o no sé si esto calificaría
como “marketing”. Un gran punto a favor es que Diego manifestó su confusión
adecuadamente, porque en algunas ocasiones gruñe, se molesta y deja de
colaborar, y es tan frustrante cuando uno no logra entender que disparó su conducta. Toca
rezar para que seamos lo más asertivos posible, escuela virtual y padres.
He estado sufriendo de herpes durante los últimos 2 años y 5 meses, y desde entonces he estado tomando una serie de tratamientos, pero no hubo mejoría hasta que encontré testimonios de DR.CARE de Europa sobre cómo ha estado curando a diferentes personas de diferentes enfermedades en todo el mundo, luego lo contacté también. Después de nuestra conversación, me envió el medicamento que tomé de acuerdo con sus instrucciones. Cuando terminé de tomar la medicina a base de hierbas, fui a un chequeo médico y para mi mayor sorpresa me curé del herpes. Mi corazón está tan lleno de alegría. Si padece herpes o cualquier otra enfermedad, puede comunicarse con DR.CARE hoy en esta dirección de correo electrónico: [drcarevoodoospell@gmail.com] o enviarle un WhatsApp en este número de teléfono +393510620692.
ResponderEliminares complejo la situacion que pasamos los padres en reforzar el conocimiento ahora con caracter virtual, pero la simpleza del aprendizaje va de la mano con labores de usted como padre pueda, reforzar, es complejo por que como dice tiene un oido en la clase de su hijo y otra en el trabajo, es papel que nos toco asumir en estos tiempos de cambio, te felicito por tu buena intencion de comunicar y hacer reflexiones, en mi caso siempre hago lo mismo en el cuarto del niño siempre me siento con el, en su cama infantil bajita a leerles cuentos y muchas veces a reflexionar sobre las clases virtuales del día.
ResponderEliminar