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martes, 5 de febrero de 2019

El Papel Periódico









Eran las 7:45AM y me bajé del transporte público camino a mi trabajo a un par de calles, me toca una esquina muy movida en una ciudad grande, diviso que el semáforo peatonal esta en verde y apresuro el paso, en medio de las ofertas de los vendedores callejeros: ¡Paraguas a 10mil pesos!, ¡Audífonos desde 5mil!, ¡Sándwich a 2mil! No dejo de notar que se mezcla el acento colombiano con el venezolano, mis paisanos son minoría, pero están presentes cada mañana.


Justo al cruzar la calle hay dos pregoneros, cada uno entrega su noticiero con encartes muy vistosos de propagandas variadas, no pienso pararme, pero no hace falta, el pregonero pone el periódico frente a mi cara y es instintivo levantar la mano para tomarlo. No les miento, vengo de Caracas, le tengo pánico a cualquiera que me aborde en la calle, así se trate de un policía. Tomar algo que me ofrezcan me hace pensar en las distintas drogas de contacto que se usan para confundir y cometer delitos: Burundanga (Escopolamina) entre las más conocidas; pero los bogotanos son más relajados, he tenido que reajustar mi definición de sentido común. Así que tomo el periódico y apenas mis dedos lo tocan… ¡Siento la magia!


La textura del papel periódica es única, tengo miedo de acercarlo a mi nariz ¡Pero eso es lo que me provoca! La cordura me dice que mejor espero a llegar a la oficina, “no huelas nada hasta estar en la seguridad con tus compañeros de oficina”. Abro el bolso solo un poco, lo suficiente para deslizar con rapidez el periódico, tampoco es aceptable en Caracas abrir el bolso en plena vía pública, aún no digiero eso de abrir el bolso libremente o sacar el teléfono móvil.


Finalmente llego a mi trabajo, a mi piso, a mi puesto, abro el bolso y saco el periódico, no es un noticiero en verdad, es más un periódico de clasificados con noticias intercaladas entre ofertas de todo tipo, no me importa: Lo toco con las manos abiertas completamente, paso sus páginas, lo acerco a mi nariz y aspiro su magnífico olor, finalmente lo pongo sobre el escritorio y reposo mi mejilla sobre el papel, mis ojos se humedecen. Me doy cuenta de que no recuerdo la ultima vez que tuve en mis manos un periódico nuevo. En Venezuela la dictadura tiene una guerra acérrima contra los medios de comunicación, su forma de asfixiarla es negando las autorizaciones de cambio de divisas para la compra del papel que necesita la prensa. Muchos medios de comunicación han cerrado sus puertas o han migrado a formatos digitales para sobrevivir, me encanta la inmediatez de las redes sociales, de las noticias on line, no se trata de cuál es mejor o peor, se trata de opciones, de libertad para elegir. Recuerdo cuando tenía que pedirle a mi esposo que recogiera su “reguero” de periódicos, tenía por costumbre comprar varios semanarios los fines de semana y luego se acumulaban en cualquier rincón de la casa.


Me regalo un par de minutos y cuando vuelvo a abrir los ojos, mis compañeros me ven como enajenada, sus miradas expresan: ¡¿Y ahora que le pasa a la venezolana?! Sólo puedo decirles que hacía muchísimo tiempo que no tocaba un periódico, que cada vez son menos circulando en mi país, trato de explicarles lo mejor que puedo, que prácticamente está prohibido cambiar bolívares a moneda extranjera, así sea para comprar insumos básicos. Sé que no pueden entender del todo, pero aún así sus ojos ahora expresan solidaridad y uno me dice: ¡Vaya! Esas pequeñas cosas que no notas en tu día a día. Y yo completo en mi mente: …hasta que te faltan.



Supongo que, a la mayoría de los niños venezolanos, que probablemente conocerán las noticias en formato digital se ahorrarán estas carencias… o se perderán esas vivencias.







https://ipysvenezuela.org/alerta/diario-la-verdad-sale-circulacion-falta-papel/

https://elpitazo.com/ultimas-noticias/50027/

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