En casa
cuando aparece alguna mosca, tenemos como hábito espantarlas y decir frases
como: ¡Fuera moscas!, ¡No hay nada para ustedes!, ¡Esta comida no es suya! Hace
un tiempo Diego (11 años) cambio la frase diciendo: ¡Fuera bestias! Y eso nos causó
mucha risa, porque nos hizo recordar el cuento del Sastrecillo Valiente, lo decía
con el tono del que se enfrenta a bestias feroces. Así que en nuestro hogar se
creó la tradición de espantar a los insectos cómo si fueran bestias mitológicas.
Ayer caminábamos
de regreso a casa y a mitad de la cuadra hay un puesto de seguridad de la
guardia nacional, siempre he tenido la duda sobre la misión de estos militares,
no sé si cuidan o vigilan al ciudadano, sobre todo porque están apostados a la
entrada de la residencia de familiares del actual presidente de Venezuela,
entonces, justo al pasar entre varios oficiales Diego percibe unas moscas cercanas
y grita:
¡Fuera
bestias! ¡No hay comida!
Mi madre y
yo ya no necesitamos exámenes cardíacos este año, hemos superado la prueba, ¡Ya
sabemos que tenemos un corazón fuerte!
Si esto no
describe la poca noción del riesgo y del reconocimiento a la autoridad del
Autismo, no sé qué lo hará.
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